Hace muchos años, mi padre,
Fernando Vigara, quedó prendado de unos colores: el rojo y el blanco. Colores
que reflejan casta, coraje, corazón, chispa, garra, ingenio, intensidad,
talento y valentía. Desde entonces, Fernando tiñó su vida de rojiblanco y, a partir
del mediodía del 26 de abril de 1992, esos mismos colores teñirían la mía
propia. Puedo decir que del Athletic se nace.
A la relación padre e hijo, a la
relación de amigos, se suma el hecho de compartir un mismo sentimiento. Y es
que eso es el Athletic Club, un sentimiento. Un sentimiento capaz de movilizar
a miles de personas hacia un objetivo común: disfrutar de la fiesta del fútbol
aupando siempre a su equipo hacia la gloria.
En nuestro caso, la distancia que separa Córdoba,
nuestra ciudad, de Bilbao, lugar que acoge a la Catedral del Fútbol, supongo
nos convierte en unos seguidores un tanto peculiares y diferentes. Ser del
Athletic siendo de Bilbao es muy fácil. Ser del Athletic siendo cordobés,
cuanto menos pienso tiene su mérito. Así pues, los kilómetros no nos impiden
aunar nuestro aliento al de nuestros
colegas de San Mamés durante las noches de partido. Cuando remata Fernando,
rematamos todos. Cuando hace un quiebro Iker, lo hacemos todos. Desde la
Córdoba española hasta la Córdoba argentina se extiende la grada de La
Catedral, y es que el Athletic, por su filosofía e historia, es un conquistador
nato de corazones futboleros alrededor de todo el mundo.
Muy pocas aficiones considero
significan tanto para su equipo como la afición de La Catedral significa para
el conjunto bilbaíno. Hace unos años, cuando el equipo coqueteaba con los
puestos de descenso, la afición se mostró fiel. Aquello del jugador 12 cobró
más importancia que nunca. Y es que el aficionado del Athletic no solo llena el
campo cuando su equipo se encuentra aferrado a la victoria. Simplemente, San
Mamés se llena siempre que juegue su Athletic. No cabe otra posibilidad. San
Mamés se llena o se llena.
Desde Córdoba, un grupo de leones
aficionados, entre los que nos encontramos mi padre y yo, hacemos todo lo
posible por aportar nuestro granito de arena y por vivir lo que 40000 personas
viven en La Catedral cada vez que se abren sus puertas de cara a un nuevo
choque. De esta forma, tratamos de desplazarnos a todos los encuentros que
nuestro club disputa por tierras andaluzas. Además, mi padre y yo viajamos una
vez al año a San Mamés para disfrutar de uno de los partidos más esperados por
la afición rojiblanca dada la rivalidad, sana rivalidad, existente entre ambos clubes. Me refiero al encuentro que enfrenta a nuestro Athletic contra el Real
Madrid. Pero este año decidimos cambiar ese viaje por vivir la que se ha
convertido en unas de las mejores experiencias de mi vida, la cual me ha llevado a
escribir este blog. Yo puedo decir que he visto a un inconmensurable Athletic
arrollar al Manchester United en San Mamés. Impresionante. Sin más.
Con esta entrada quiero dejar
claro que, a pesar de los duros palos recibidos esta pasada temporada en las
dos finales disputadas, del Athletic se nace y se permanece a su lado siempre.
Pienso que si se sabe llevar con cabeza, el hecho de ser aficionado de un
deporte es sinónimo de vida.
¡Sigamos demostrando que el Athletic cuenta con una
de las mejores aficiones del mundo!
Yo he crecido con el Athletic, y
espero seguir creciendo (la prueba, en las siguientes imágenes) ¡AÚPA ATHLETIC!
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Mi primera visita a San Mamés. Tenía 13 años. |
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Mis primeros pasos por Lezama, cuna del Athletic Club. |
Mi padre y yo junto al gran "Jokin" Caparrós. |
Con "El Potro de Elgoibar". Etxebe, gracias por tus años como rojiblanco. |
Juan Carlos (medio), chófer del Athletic, un gran tipo sin duda. |
Grande Fran Yeste. Fue mi gran ídolo. |
Iraola, el ídolo de Fernando, mi padre. |
El año pasado (2011) toqué por primera vez el césped de ese grandioso estadio que es La Catedral. |
¡MENDE BAT BAINO GEIHAGO ZUREKIN!
Texto: elaboración propia
IMPRESIONANTE, EMOTIVO, ME HA LLEGADO AL CORAZÓN Y ME HAS HECHO LLORAR.
ResponderEliminarESTOY ORGULLOSO DE MI HIJO Y DE SU FACIL VERBO PUES TRATA EL LENGUAJE ESCRITO CON UNA MAESTRÍA EXQUISITA QUE HA SUPERADO TODAS MIS EXPECTATIVAS.
GRACIAS, ALEJANDRO.
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